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Estado de dibujación, de Hélène Cixous

@sebastian_gaviria.q

Con los años coqueteas con la idea de que la literatura es una de las tantas formas de dudar, aunque también dudes de eso. Como si la incertidumbre fuera un estado de escritura, una manera de ordenar y desordenar palabras, un tanteo, un devaneo, en el que vas y vienes, palpando la contención o el disfrute, saltando de la fluidez a la tensión, del ritmo al caos.

En Estado de dibujación, el estupendo ensayo de Hélène Cixous editado por Peregrina y traducido por el colectivo Lenguasdeagua, se conjetura esta forma de ver la literatura. Aquí la escritura es un derrotero de interrogantes, donde la autora se detiene y duda y se pregunta por cada frase. ¿Estas sí son las palabras? ¿Deberían ser otras? No tiene un croquis que le aclare las cosas.

Las palabras son dibujos trazados con una mano insegura, a veces errada.

“Dibujar, escribir ¡qué expediciones, qué errores!” dice Cixous. Ambas actividades, dibujar y escribir, se emparentan en la dificultad entre la intención que tienes en mente, el acto –el lápiz sobre el papel– y el resultado. En la creación, como en la vida misma, tu deseo y el objeto deseado no siempre sintetizan. En el medio están, claro, los errores de cálculo.

Pero el error no es mentira: es aproximación, dice la autora. Es la base sobre la que imaginas y levantas las bases de tu creación, de un texto, de un dibujo. Es la señal de que estás en camino, de que ya casi llegas a alguna parte, aunque no tengas claro a dónde. Un error que incita al peregrinaje, que te mantiene con la disposición abierta, con mirada atenta a lo inesperado.

Cixous convierte, me parece, esta conciencia del error en materia literaria. Escribe con –y sobre–la dificultad de trasladar lo imaginado al papel. Sus dudas son forma y contenido. Casi al final del ensayo se pregunta: “¿Cómo, entonces, poner pie firme cuando el alma no es más que un tambaleo? Nuestros dibujos, nuestros libros y nosotros, avanzamos al mismo ritmo, con los pies inseguros”.

Como si su escritura fuera un deseo de lo inagarrable.

Este lenguaje de lo impreciso, de lo incierto, me parece una de las líneas temáticas más excitantes y provocadoras de su ensayo. En un mundo proclive a verdades atomizadas y absolutas, aparece una escritura sin mapas que se asombra de sí misma, de sus divagaciones y hallazgos. Una escritura con dudas que sostiene el naufragio hasta que el tiempo la detenga –o la corte– y fije sus anclas.


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Comments

Una Respuesta a “Estado de dibujación, de Hélène Cixous”

  1. Avatar de Claudia Ladino

    Este artículo me tocó profundamente, porque habla de algo que siento de manera constante al escribir: la incertidumbre. La idea de que la literatura es una forma de dudar me parece tan acertada, y me siento totalmente identificada con ese vaivén entre el orden y el caos que se menciona. Cuando escribo, muchas veces me siento como si estuviera caminando por un terreno inestable, donde las palabras no siempre se acomodan como quiero, y el proceso se vuelve una especie de tanteo, un ensayo y error. Ese “tanteo” de la escritura, ese ir y venir entre el disfrute y la tensión, es exactamente como yo vivo mi relación con las palabras.

    Lo que más me resonó fue la reflexión sobre el error. Durante mucho tiempo, vi los errores en mis escritos como fracasos, como algo a evitar a toda costa. Pero leer que Cixous los ve como una “aproximación”, como una señal de que estoy en el camino correcto, me hizo replantear todo. El error no es algo que deba temer, sino una parte fundamental del proceso creativo. Cada vez que me equivoco, cada vez que la frase no sale como la pensaba, estoy más cerca de encontrar lo que realmente quiero decir. Me da una sensación de liberación, como si finalmente pudiera dejar de luchar contra los errores y aceptarlos como parte de mi viaje literario.

    La idea de que escribir es una especie de “tambaleo” también me tocó profundamente. A veces siento que mis escritos son inestables, que mis pensamientos no siempre se traducen de manera clara al papel, y en esos momentos me pregunto si realmente estoy transmitiendo lo que quiero. Pero la noción de que la escritura avanza con los “pies inseguros” me hace sentir que, en realidad, ese tambaleo es parte de lo que hace que la escritura sea tan auténtica y humana. No tengo que tener todo resuelto para seguir escribiendo, y eso me permite encontrar belleza en la incertidumbre.

    Además, esa idea de que la escritura no tiene mapas ni certezas es tan liberadora. En un mundo donde se valoran las respuestas claras y las certezas absolutas, escribir de manera incierta, exploratoria, me parece un acto radical. Es un viaje donde no sé exactamente a dónde voy, pero donde cada palabra, cada frase, me lleva más cerca de algo que tal vez nunca llegue a entender completamente, pero que me transforma en el proceso.

    Este ensayo de Cixous me recordó por qué escribo: no para encontrar respuestas definitivas, sino para hacer preguntas, para explorar lo incierto, para abrazar el caos y los errores. La escritura, como la vida, es un camino lleno de dudas, y eso es lo que la hace tan rica y tan vital.

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