Elsapomagacín

Yoga, de Emmanuel Carrère

@sergiozuluca

La meditación es uno de esos temas que, de tanto ser recomendado, pontificado y banalizado, termina por escurrirse. Uno puede acudir al Libro tibetano de los muertos, a cualquiera de los millones de videos de YouTube que la abordan, a los miles de influencers que la profesan o, incluso, trazar un camino propio siguiendo sus intuiciones. En mi caso, algunas de estas alternativas me han conducido, a lo sumo, a intentarlo varias veces, pero sin establecer todavía una relación estrecha con la práctica.

Hace poco tuve una experiencia que no sé si logrará que adopte el hábito de manera consistente, pero que al menos fue una fuente de información distinta y, para mí, valiosa: la lectura de Yoga, de Emmanuel Carrère. Es una novela difícil de clasificar. El autor —según lo declara en el propio texto— se proponía hacer un libro amable y quizá ilustrativo sobre el yoga o la meditación, que en el marco conceptual de la obra son lo mismo. Sin embargo, el libro es mucho más que eso, debido a lo que vivió el narrador durante los años posteriores al inicio del proyecto.

La novela abarca los cuatro años que le tomó escribirla. El punto de partida es la experiencia del narrador en un curso de Vipassana, que consiste en pasar diez días en silencio, dedicado exclusivamente a la meditación. Este relato se alterna con el de los días en que, tiempo después, cayó en una depresión profunda que lo obligó a ser internado en un hospital psiquiátrico. El libro también recrea, en su tercer eje temático, los días en que, superada en alguna medida la depresión —al menos en su fase crítica—, Carrère imparte talleres de escritura creativa en la isla griega de Leros, con refugiados de Oriente Medio.

Aunque estos componentes de la novela parecen desarticulados y hay vacíos en las circunstancias que los preceden, en el fondo de esta fragmentación late una pregunta articuladora, sencilla e irresoluble a la vez: ¿puede una mente occidental tomar el sendero del cese del sufrimiento que se asocia con la autobservación y la meditación? En un plano superficial, el hecho de que el narrador se declare practicante asiduo de la meditación y el taichí desde hace más de 30 años, y que ese riego de “iluminación” no lo proteja de sufrir por las traiciones de su mente, supone una respuesta fácil. No obstante, algo más complejo subyace en este texto sobre la respiración y la vida.

El mundo, en general, y la vida contemporánea en particular, parecen una conspiración contra el Buda: somos pájaros enjaulados, con la rendija abierta para escapar, pero en ese afuera se pierde más de lo que se gana. Hemos aprendido a golpearnos contra los barrotes, y el hematoma adopta la forma de una flor de loto. En él nos regocijamos, mientras una nueva colisión se hace necesaria para no dejar de ser lo que somos: animales humanos extraviados que, en algunas —poquísimas— ocasiones, si nos concentramos en nuestra respiración, logramos percibir el aire que viene de afuera, que escapa al lenguaje y a la razón, impregnado de verdad.


Descubre más de Elsapomagacín

Suscríbete para recibir las últimas entradas en tu correo electrónico.

Comments

No te tragues ese sapo, comenta: