Elsapomagacín

Espejos de agua, una breve reseña sobre la Ilíada y su capacidad para reflejar quiénes somos

IG @letrasminimas@pedro.j.vallejo

Fue una batalla que duró diez años, pero que ha  sobrevivido en nuestra memoria durante 36 siglos. Aquiles, Héctor, Agamenón, Helena, Briseida, Príamo: nombres que suenan a la inmensidad del mar, como si desde siempre tuviéramos en nosotros una parte de ellos. 

Quizás es porque esta historia nos muestra que el heroísmo tiene que ver con perseguir causas sin importar que desde el principio se sepan perdidas, o porque nos enfrenta con unos dioses demasiado humanos −llenos de vanidades y envidias, pero con la pequeña diferencia de que son inmortales y deciden sobre nuestra muerte−.

O de pronto es porque, a pesar de ser un espejo de miles y miles de años, aún sigue reflejando nuestra esencia con la misma claridad del agua. Desde hace tantísimo tiempo jugamos a hacer castillos en la arena de las playas, y lloramos a nuestros muertos con el anhelo de encontrárnoslos mientras dormimos, y hasta iríamos a besar las manos del asesino de nuestro hijo −como lo hizo Príamo con Aquiles− si así lográramos que nos devolviera su cuerpo para sepultarlo como merece. 

Ni qué hablar de la estructura narrativa: es  impresionante ver cómo los saltos en el tiempo y las variaciones en el punto de vista están lejos de ser recursos novedosos y que en realidad se tratan de herramientas tan viejas como la costumbre de andar a pie. 

Siglo XII antes de Cristo…. Ver la fecha de origen de esta obra ya es una provocación. ¿Tan poco hemos cambiado en 3.200 años?


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