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Lo sobrenatural como expresión poética del mundo: sobre La mano que cura, de Lina María Parra

@sergiozuluca

Hasta hace poco tenía cierta prevención con las novelas que abordan lo sobrenatural. Creía, recordando aquellas ocasiones en que mis tías contaban “historias de miedo”, que para leerlas debía apagar la luz y dejar una vela encendida. En otras palabras, que había un artificio visible y molesto en las historias que hablan de espantos, hechizos, sectas secretas, brujería o temas parecidos. Esa era la medida de mi prejuicio, hasta que llegó a mis manos Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez, y entendí que lo sobrenatural representa una gran posibilidad estética. Posteriormente, con la lectura de La mano que cura, de Lina María Parra, texto en el que enfocaré estos párrafos, reforcé esa idea.

La mano que cura es la historia de un duelo, de un viaje interior de descubrimiento y de unos silencios filiales lacerantes. También es la historia de una bruja y sus aprendices; la puesta en escena de una versión muy singular de la brujería, que se alimenta de la superstición y de los relatos mítico-legendarios locales, pero que también se construye como una creación propia de la novela. En esa singularidad el texto aprovecha lo sobrenatural como un filón poético.

Lina, una de las narradoras y protagonistas de la novela, acaba de perder a su padre y comparte el duelo con su hermana y su madre. Además, debe enfrentar una sensación creciente de extrañeza y opresión, una especie de llamado de las tinieblas que la enfrenta con uno de los asuntos centrales de la historia: posee unos poderes que debe usar, poderes que también tiene su madre y fueron moldeados por otra de las protagonistas: Ana Gregoria, la bruja mayor, la gran sabia.

A partir de los episodios en los que las tres mujeres hacen uso de sus poderes, esta novela instaura una estética en la que la hechicería se convierte en una expresión poética del mundo. Los poderes “estaban en todas partes y no eran nada y eran todo y eran la tierra y las raíces y los tallos y las hojas y las flores y las frutas y las semillas y lo que se pudre en la tierra y los pelos de los animales y los animales con su carne y sus huesos y su sangre y las piedras que van por el río y el agua del río y la lluvia que cae en la noche y la noche y luego el día y luego la noche y ella y Ana Gregoria”. (p. 17 del libro digital).

De este modo, lo sobrenatural en esta novela no es un objeto por develar o un componente desarticulado, sino más bien un lente a través del cual mirar el misterio del mundo. Así, el tema de la brujería no surge a los ojos del lector como un artificio. Se insinúa más bien como un camino natural y hasta lógico —esa parece ser una de las paradojas que interesan a la novela— para abordar la realidad. Visto de otro modo, esta novela hace pensar en la brujería como un género literario, como un conjunto de formas que la humanidad fue refinando para narrarse y explicarse a sí misma.

Pero, como señalaba antes, esta no es solo una novela sobre brujería. Otra de las razones por las que se hace muy orgánica la transición entre el nivel de realidad convencional y lo sobrenatural es porque hay cotidianidad. Las acciones tienen lugar en Medellín, Envigado, Heliconia, el Pacífico colombiano, y hay una exploración de conflictos humanos que van más allá de lo sobrenatural: Lina, la narradora, no sólo nos narra el duelo mencionado, sino que también nos señala, por ejemplo, la relación problemática que tiene con la ciudad. La historia de Soledad, la madre, no es solo la historia de sus poderes, sino la de su transición entre la vida rural y la urbana. Se narra también la historia de amor entre los padres y la vida de la familia después de que nacen las hijas.

En definitiva, La mano que cura es una historia de descubrimiento, que no por abordar lo sobrenatural se pierde en el artificio. Combina hábilmente conjuros, premoniciones, ánimas y apariciones con conflictos humanos cotidianos y profundos, en medio de una trama bien estructurada que la hace envolvente. Todo ello, revestido con un lenguaje que contemporiza lo preciso y lo poético.


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